Aprovechando una de esas ofertas con las que las aerolíneas nos ponen en bandeja conocer el mundo entero por «dos duros» en fechas poco frecuentes, nos hemos plantado en Zúrich, Suiza.
Y como no podía ser de otra manera, os tengo que contar todo lo que he visto aquí relacionado con nuestro mundo, el de las cuatro ruedas.
Aquí, tras dar los primeros pasos por la calle te das cuenta enseguida de que Volkswagen es la marca que más coches vende en el país, que vas a ver más Teslas que Dacias y que cuidan los coches igual de bien que el dinero de nuestra farándula.
Otra de las cosas que llaman mucho la atención es que la mayor parte de los coches tienen «apellido». Mucho AMG, RS, //M, paquetes deportivos, ediciones tipo Laurin&Klement, cajas de cambio automáticas y tracciones integrales.
Esto, por supuesto, tiene su reflejo también en el mercado de ocasión.
Entre los muchos avistamientos interesantes, este Nissan GTR remolcado por un Nissan Patrol nos llamó especialmente la atención.
Mención aparte merece también la forma de cuidar los coches aquí. Si los coches no son nuevos, al menos, lo parecen.
Viniendo de España llama mucho la atención que no ves marcas de puertas incrustadas en las puertas del resto de coches, el civismo va por delante (máxime cuando todos pagamos un seguro que cubre los daños que ocasionamos a los demás).
Además los coches generalmente van MUY limpios, si ves una llanta negra es porque es realmente negra.
Ya para terminar con nuestro viaje a Suiza, vamos a hablar de combustibles.
Dice el dicho que cuando las barbas de tu vecino veas cortar las tuyas pongas a remojar, y desde ya deberíamos ir aplicándolo viendo que el gasoil está por encima de la gasolina en precio.
Además, viendo que al cambio (a día de hoy, en octubre de 2016) la gasolina está a 1,31€/litro y el salario medio en 84.500€ brutos anuales frente a «nuestros» 26.500€, es fácil entender el porqué de tanto coche con apellido ilustre y que los Golf R parezca que los regalan al comprar yogures.
Sin duda un gran país, donde vivir es muy caro pero el capricho de los que leéis esto (y del que escribe) es muchísimo más llevadero.